Tal día como hoy hace setenta años, el 25 de agosto de 1944, en el seno de una conferencia de situación que mantenía con sus mandos, preguntó Hitler: "¿Arde París?" Expresaba de ese modo su deseo de ver cumplida la orden de dinamitar los principales puentes del Sena y algunos edificios emblemáticos de la capital francesa, donde la resistencia contra el avance nazi se había hecho fuerte en varias zonas de la ciudad con ayuda de combatientes de extracción varia. Entre los libertadores había españoles, huidos de un país dividido y dejado de lado por la historia. Entonces y ahora.
La de hoy es una fecha de celebración en Francia,
y lo es para nosotros también, porque nos recuerda una magnífica obra ambientada en ese periodo histórico de Paco Roca, autor que a sus méritos y reconocimientos
nacionales ha sumado recientemente el de hijo predilecto de la ciudad de
Valencia.
La obra en cuestión es su último libro, Los surcos del azar, un tebeo sobre las memorias y los heroísmos
diluidos por el tiempo. Con este libro, Roca logra responder a una pregunta agria
que se responde con acierto muy poco a menudo: ¿cómo construir la imagen de la
derrota? Aquí lo consigue un Roca contenido, pausado en el relato, mortecino en
el color y efectivo siempre, abordando esa cuestión mediante un doble
acercamiento a la “historia real”. Por un lado, la reconstrucción ficcional de
las vivencias de un hombre que participó en la Guerra Civil, optó por el
exilio, sufrió la reclusión en campos de concentración y acabó luchando en el
núcleo de Europa contra el fascismo. Por otro lado, Roca se acerca a lo
sucedido mediante un proceso de documentación en el que se incluye él mismo
como uno de los personajes, siendo el otro testigo real y protagonista del
relato en el pasado. Pero no podemos olvidar en
ningún momento que ambos son también reconstrucciones ficcionales, que le
sirven a Roca para incorporar al lector en su historia y convertirla en
experiencia.
Portada de la edición francesa de Los surcos del azar.
Los surcos del azar reconstruye de ese modo una historia
fallida que no alcanza su meta, porque la liberación final no llega, o llega
recorriendo una hoja de ruta accidentada. Esta reflexión es oportuna porque,
como bien sabemos, la memoria es traidora, no deja de transformarse, y el
historietista lo expresa a través de los personajes de este libro de forma
gradual, a veces difusa, entretejiendo claves y pistas que nos conducen a
conclusiones distintas de las esperadas. Aquel convulso periodo dejó un poso de
rencores y memorias deshilachadas que, como todo lo que resulta doloroso,
cuesta mucho traer al presente. Por esta razón, a veces hay que escapar de la
memoria para restañar las heridas y dejar fijadas algunas imágenes, frases,
emblemas y recuerdos pese a que no sucedieran así exactamente.
Tampoco Hitler pronunció nunca aquella frase,
“¿Arde París?”. No hay documento historiográfico que lo avale, y aun así ha
pasado a formar parte de la “verdadera” historia que todos conocemos. La historia
se construye con hitos, a veces apócrifos, y la memoria se construye con el
concurso del azar.
Hoy le rendimos homenaje al último hijo
predilecto de Valencia, que también es socio nuestro, y a todos los surcos de
la historia inciertos pero que nos ayudan a recordarla con dignidad.
[Paco Roca fue nombrado hijo predilecto de la
ciudad de Valencia el día 21-VII-2014. Es premio nacional de Cómic y ha sido el
ilustrador de la doble portada del libro TEBEOS.LAS REVISTAS INFANTILES, publicado por la Asociación Cultural Tebeosfera.]
ACyT. Socios de premio
ACyT. Socios de premio
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