Dos socios de la
Asociación Cultural Tebeosfera, Jesús Jiménez y Manuel Barrero, hemos
disfrutado en este mes de agosto de una experiencia sin igual en la reciente
historia de la teoría sobre historieta: ambos fuimos invitados como representantes
españoles en las Segundas Jornadas
Internacionais de Histórias en Quadrinhos, un acontecimiento académico que
se celebra en la ciudad más populosa de Brasil y que se ha convertido en el
referente de los estudios sobre historieta de toda América Latina.
Un gran cartel anunciaba las Jornadas al lado de uno de los edificios de la ECA.
LA ECA Y EL OHQ – USP
Esta segunda edición de las jornadas académicas sobre cómic
brasileñas han sido celebradas en la Escuela de Comunicaçao e Artes de la
Universidad de Sao Paulo, donde tuvieron lugar las primeras en 2011, conducidas
en ambos casos por los integrantes principales del Observatório de Histórias em Quadrinhos (http://observatoriodehistoriasemquadrinhos.blogspot.com.es/),
grupo académico de investigación que se define como: “Instrumento de
comunicação e informação destinado à divulgação de pesquisas, publicações,
eventos e produção acadêmica relacionada com histórias em quadrinhos e áreas
correlatas.”
Jesús Jiménez Varea y Waldomiro Vergueiro en la entrada principal de la ECA
El principal impulsor del Observatório, así como de las
Jornadas, es el catedrático Waldomiro
Vergueiro, un hombre que cumple en este año tres décadas volcado en el
estudio de la historieta, impulsando como nadie la producción académica sobre histórias em quadrinhos, o HQ, que es como llaman a la historieta
en Brasil, además de haber publicado en revistas de todo el mundo (The Comics Journal, International Journal of
Comic Art, o incluso en nuestra egregia enciclopedia Del tebeo al manga) y haber participado en congresos en toda
América y Europa.
Flanqueando al profesor Vergueiro estaban Paulo Ramos y Nobu Chinen, dos jóvenes pesquisadores
do HQ de envidiable trayectoria. Ramos, doctorado por la Universidad
Federal de Sao Paulo en 2007, lleva ya media docena de libros publicados sobre
cómic brasileiros o de Argentina, a cada cual mejor (A leitura dos quadrinhos o Bienvenido.
Un passeio pelos quadrinhos argentinos, por citar dos). Chinen, por su
parte, es un investigador independiente desde 1987, que ha brillado por sus
trabajos en Vuptvaptpum!, sus libros
en colaboración con el Observatório o su manual Linguagem HQ.
Paulo Ramos y Nobu Chinen impartieron comunicaciones además de coordinar
Quedamos sorprendidos gratamente por la labor de estos
profesores y teóricos del medio, aparte de por la envergadura de la facultad de
comunicación paulista, la ECA, una facultad mucho mayor de lo sospechado, muy
bien dotada económicamente, con un profesorado activo y con un volumen de
publicaciones en revistas de referencia que la ha convertido en la más importante
facultad de comunicación de toda América Latina. Además, posee desde hace mucho
tiempo una asignatura sobre historia de la historieta en su plan de estudios, y
muchas son las actividades y publicaciones sobre cómic que salen de sus aulas o
de sus despachos. Los tres profesores mencionados se habían rodeado de un
equipo muy trabajador para esta convocatoria, habida cuenta del éxito de la
anterior (esperaban un centenar de comunicaciones en 2011 pero llegaron más de
250; y consideraron que para esta ocasión cosecharían 250 adhesiones pero en
julio habían llegado… ¡más de 300!). De entre el equipo de colaboradores
destacó, por su entrega y simpatía, amén de su preparación, Ediliane de Oliveira, que está
desarrollando su tesis doctoral sobre la cuestión de género en la historieta
con una comparativa entre la producción de quadrinhistas
brasileiras e historietistas españolas.
Los acontecimientos se desarrollaron según lo programado con
puntualidad, tanto en cada una de las aulas como en otros actos organizados en
paralelo, y los invitados extranjeros fuimos atendidos con mimo y respeto en
todo momento (viajes, traslados, hoteles y chóferes).
Sao Paulo, una ciudad subtropical con rascacielos.
SAO PAULO Y LA REVOLUÇAO
DO GIBI
Poco turismo pudimos hacer por la ciudad paulista debido a
la intensidad de las Jornadas, a las que no podíamos faltar, pero desde luego tuvimos
ocasión de comprobar la grandeza de una urbe capaz de albergar hasta doce
millones de almas itinerantes. La mayor y más activa ciudad de Brasil, la
“ciudad que nunca se para” como dicen allí, tiene su más obvia homóloga en
Nueva York, pero al contrario que the big
apple Sao Paulo es una ciudad entreverada con zonas arboladas, grandes
parques y extensiones de edificios bajos o chabolas (favelas). Es el espejo mismo de Brasil, una cultura mixta que aún
transparenta su tradición colonial y que queda definida por dos aspectos: la
mezcla de razas y la brecha social. Sao Paulo, como ciudad industrial, cultural
y de servicios del país de habla portuguesa, ha acogido un inmigración masiva
de portugueses, japoneses e italianos, por este orden, lo cual ha generado una
población heterogénea y un tapiz étnico muy matizado y delimitado (existe un
barrio casi exclusivamente japonés en Sao Paulo, así como otro casi
exclusivamente italiano), si bien las sangres se han mezclado entre sí y, por
supuesto, con las indígenas. Con todo, quedan pocas trazas de los aborígenes de
la inmensidad brasileña y grande es la desigualdad social en esta ciudad, que
representa la diferencia entre ricos y pobres en todo el país. Un ejemplo claro
es la Avenida Paulista, la más popular de Sao Paulo, una gran calle flanqueada
por rascacielos, museos, edificios de gobierno o facultades, con arquitecturas
de vértigo, a cuyas espaldas tienen inmuebles venidos a menos, casas bajas y
barrios habitados por población eminentemente obrera. En esos grandes edificios
quienes cuidaban del jardín o ejercían de porteros eran de piel oscura; blancos
eran quienes subían en los ascensores.
Parques para rendir culto al cuerpo.
Aparte de esta apreciación, que no deja de ser común a todas
las grandes ciudades del mundo, comprobamos de primera mano otros pulsos de
aquella urbe: el tráfico denso e incesante, las nuevas infraestructuras que
prologan la llegada de los JJ OO, los sistemas de seguridad en las viviendas
residenciales, el aroma de sus calles (sobre todo cerca de los restaurantes de
“comida al Kg.”), la abundancia y tupidez de sus parques, el culto al ejercicio
físico y la adoración por el bum-bum
femenino. Por supuesto, hubo una cosa de la que nos percatamos de inmediato:
los muy nutridos quioscos, allí llamados bancas,
y la abundante presencia en sus estantes de revistas o cuadernos de
historietas, allí llamados gibís. En
los quioscos de Sao Paulo, al menos uno cada dos manzanas y enormes, había
siempre una sección de tebeos con treinta o cuarenta títulos diferentes cuanto
menos. La mayoría eran publicaciones populares: superhéroes de Marvel y DC,
tebeos de zombis o eróticos, tomitos de manga, tomitos de Disney y productos
nacionales, destacando sobre todos ellos los de la “factoría Mauricio de Sousa”,
que viene a ser un Disney a la brasileña. No dejábamos de ver tebeos
protagonizados por este autor, que para comprender su estatura podríamos
compararlo con nuestro F. Ibáñez. Mauricio, que es como firma, es la
inspiración de un título que veíamos siempre en primera línea en los anaqueles:
A turma da Mônica Jovem. Conocíamos
muy bien la obra de De Sousa, pese a que se ha traducido poco al castellano,
pero no sospechábamos la trascendencia de este nuevo título, que ha supuesto
toda una revolución en la industria de los tebeos brasileños de los últimos
años. Su éxito se resume en pocas frases: el sello Panini adoptó una estrategia
de producción de una serie nueva basada en los personajes del universo de De
Sousa, siempre dirigidos a un público infantil, pero adaptados ahora a un
público juvenil, con temas ligados a la moda y a las preocupaciones de los
adolescentes, y con un equipo de dibujantes jóvenes y espectaculares que se
mueven dentro de los límites estéticos de la historieta japonesa. El proyecto
fue titubeante en sus comienzos, ya que era verdaderamente arriesgado, pero
tras lanzar un número 0 gratis y avanzar en la numeración, los cuadernos de A turma da Mônica Jovem han alcanzado
tiradas de medio millón de ejemplares, lo cual convierte a este título en el
mayor éxito comercial de la industria mundial de los últimos años. Un fenómeno
sin parangón logrado a base de talento y una muy calculada estrategia de
producción.
Las bancas, llenas de gibís.
JORNADAS Y LIBROS
Los extranjeros que acudimos a estas jornadas recibimos una
clase acelerada sobre historieta brasileña. Hojear los más recientes gibís surgidos del estudio de De Sousa,
de la longeva tradición de la editora Abril, o de los muy activos editores de mangá (allí lleva tilde) o de
fanzinismo, nos dejó claro que la industria del cómic brasileña goza de buena
salud.
Y no deja de resultar curiosa la evolución de su industria,
en algunos aspectos parecida a la española pero en otros muy diferente. Se
arranca en su historia desde los 1860, con obras de Angelo Agostini, pero la primera revista que se considera de
historietas en Brasil es O Tico Tico,
en el arranque del siglo XX, parecida a las que se producían en Europa a
finales del siglo XIX. Luego, la historieta brasileña se difundió sobre todo en
prensa, siendo Gibi su tebeo más
popular de la primera mitad de siglo, una revista plagada de traducciones de
cómics estadounidenses que fue lanzada en 1939. Tan popular se volvió esa
revista entre la población brasileña, así entre los niños como entre los
mayores, que toda publicación con historietas del país pasó a denominarse “gibí” y de boca en boca corrió una frase
que aún se dice hoy: “Se não estiver em Gibi não estiver na vida” (lo que no
está en Gibi no existe).
La historia de producción autóctona también se publicó en Gibi y en otras muchas revistas, pero la
presencia de cómics de otras culturas siguieron ocupando gran porcentaje de la
producción nacional. Los universos de Disney han hecho las delicias de los
lectores en portugués desde siempre, pero además en los años setenta fueron los
propios autores brasileños los que se ocuparon de crear la mayor parte de
series nuevas de ese universo (para todo el mundo). El cómic japonés tuvo
pronta presencia en el país, desde los años sesenta, debido a la gran población
japonesa afincada en Brasil, pero desde los años noventa tuvo un gran auge al
igual que en otros países lo ha tenido, y todavía hoy se publican innumerables mangás y su estética es la que más vende
en las bancas. Los cómics americanos
han sido muy apreciados por los brasileños desde los años treinta, habiendo
sido traducidos siempre al poco de nacer en los EE UU, y hoy siguen gozando de
un seguimiento impresionante. Los grandes mitos de la historieta brasileña son:
el citado Agostini, Luiz Sá, Ziraldo,
Henfil, Mauricio de Sousa, Roberto Fukue, Miguel Penteado, Wilson Vieira, Jô
Oliveira, Eugênio Colonnese, Allan Sieber, Cesar Lobo, Roger Cruz, Mozart
Couto, Mike Deodato Jr., Al Rio, Daniel HDR, Luiz Gê, Lourenço Mutarelli,
Marcelo Cassaro o Petra Leão, entre
muchos otros.
Lo español se ha visto poco, con traducción al portugués de
productos servidos por Norma, algunas series de F. Ibáñez, obras de Max o
Daniel Torres y algunas obras de autores más recientes (Jaime Martín o Antonio
Altarriba, por ejemplo). De los teóricos españoles son conocidos allí Luis
Gasca, Antonio Martín y Alfons Moliné, socios de la ACyT.
Justo tras la presentación oficial de las Jornadas conferenció John A. Lent (en el centro), a quien le tradujeron Sonia Luyten y W. Vergueiro.
Entre los temas que se discutieron en las Jornadas, cuyo
programa está accesible en línea: http://www2.eca.usp.br/jornadas/programacao.php,
se trataron todos los temas imaginables, tanto sobre cómic autóctono como sobre
cómic extranjero, dada la abundancia de comunicaciones presentadas, con el
aliciente de que las conferencias plenarias que se programaron fueron, cada una
de ellas, sobre investigación e industria, distribuyéndose de esta forma:
- Día 20, conferencia de John A. Lent, director y creador de la revista International Journal of Comic Art, que habló sobre “Panorama das pesquisas sobre quadrinhos no mundo”. Lent hizo una interesante reflexión sobre los temas y los enfoques teóricos sobre cómic en el ámbito internacional, expuestos por la persona que mejor conoce esa materia debido a su larga experiencia con divulgadores y académicos de todo el mundo, y estableció la necesidad de abordar con rigor el estudio de la sátira y el cómic en todo lugar pero siempre, a poder ser, desde perspectivas académicas.
- Día 21, conferencia de Manuel Barrero, director de Tebeosfera y presidente de la ACyT, que expuso un modelo de sistemática y catalogación de la historieta para cualquier industria y cultura, y mostró a la abundante audiencia varias aplicaciones de un programa estadístico con el que se podía estudiar el comportamiento y evolución de los proyectos editoriales de tebeos (carga editorial, circulación, formatos, traducciones, reparto genérico y características de algunos modelos editoriales contemporáneos).
Barrero, presentado por Vergueiro, con el catálogo de los tebeos españoles al fondo.
- Día 22, conferencia de Henrique Magalhães, historietista y también editor de gibís y de libros teóricos sobre histórias em quadrinhos, que además es profesor de comunicación social en la facultad UFPB. El profesor, un verdadero especialista en fanzinismo brasileño, hizo un repaso muy interesante a la historia de la teoría sobre cómics en Brasil, partiendo de los grandes mitos (Álvaro de Moya, que ya organizó una convención internacional en 1951, y Moacy Cirne, que ya estableció un estudio semiológico completo en los años sesenta), pasando por los pilares del impulso teórico en los ochenta, como Sonia Luyten o Waldomiro Vergueiro, y los excelentes investigadores independientes que llegaron luego, destacando sobre todos ellos Gonçalo Junior, autor de media docena de monografías imprescindibles para comprender la historieta en este país. Naturalmente, Magalhães también citó obras de miembros del OHQ y terminó describiendo un modelo de producción de prensa teórica autónomo que hizo las delicias de John A. Lent especialmente, debido a que constituía una verdadera muestra de amor por el estudio de los cómics.
- Día 23, conferencia de Jesús Jiménez Varea, doctor de la Universidad de Sevilla y único profesor titular de humor gráfico e historieta de España en la actualidad. Jiménez Varea expuso un modelo teórico de partida para el estudio de la historieta fundamentado en los planos de comprensión del medio, así como en las líneas de codificación, canales y referencias que complementan esos planos. Luego, describió la historia de los estudios sobre historieta en España, citando a los autores más importantes de la vertiente académica y de la independiente (puesto que ambas avanzan en paralelo), mostrando a continuación una panorámica sobre las tesis doctorales españolas sobre cómic, ordenadas por fechas, facultades y disciplinas. Muy interesante su exposición, que culminó comentando la importancia de generar más publicaciones de estudio en el contexto académico y más artículos sobre el medio en journals extranjeros, pues en ellos se calibra la calidad de nuestros investigadores.
Jiménez Varea en un momento de su intervención.
El resto de las jornadas transcurrió en las mesas
(equivalente a los panels o sesiones
de comunicación allí) que se celebraron durante los cuatro días, a razón de
cuatro comunicaciones de quince minutos por mesa en siete u ocho aulas
diferentes al mismo tiempo. Era como intentar atender a treinta
miniconferencias por día. Las comunicaciones las impartieron alumnos con
trabajos de fin de curso, tesinandos, investigadores de diversas facultades de
Sao Paulo o de otras universidades, y profesores de toda la Universidad
brasileña, incluidos los propios organizadores de las Jornadas, que actuaron
coordinando y como ponentes. También intervinieron investigadores y profesores
de Francia y Argentina.
La actividad en las comunicaciones fue milimétricamente
coordinada, siempre puntual y siempre ajustada a los tiempos marcados. A los
invitados españoles, que asistimos a cuantas comunicaciones pudimos, nos
sorprendieron dos cosas. Una, el nivel de preparación de todos los
participantes, que se ajustaban especialmente bien a los modelos académicos de
rigor, todos ellos con sus hipótesis bien definidas, la metodología correcta y
un apoyo bibliográfico abundante. Dos, el nivel de participación de los
asistentes. Tras cada grupo de comunicaciones se abría un tiempo para preguntas
y consideraciones y nunca hubo un segundo de silencio. Todos intervenían y
debatían sobre los temas expuestos, incluso acaloradamente, hasta el punto de
tener que desalojarlos del aula para que continuaran con su debate en los
pasillos porque había que preparar ese espacio para una siguiente ronda de
comunicaciones. Jiménez Varea y yo no dábamos crédito a tanto entusiasmo por el
cómic. No estamos acostumbrados a que los jóvenes universitarios se muestren
tan interesados por el medio o por su estudio acá.
Entre los asuntos tratados, que fueron cientos, hubo
abundantes trabajos sobre aplicación de la historieta en el aula, sobre los
panteones superheroicos, sobre la censura, sobre aspectos políticos y sociales
narrados mediante historietas, sobre las industrias culturales, sobre literatura
y cómic, sobre el manga o el fanzinismo como fenómenos juveniles, sobre los
géneros de horror y el erotismo, sobre cuestiones de género o científicas,
sobre traducción… y muchos temas más. Basta mirar el programa y percatarse de
la enorme variedad y enfoques, siempre desde un planteamiento concreto y
perspicaz, que además no se quedará resonando entre las paredes de la facultad
porque los organizadores de las Jornadas tienen muy claro que deben rescatar
las ponencias más interesantes para recogerlas en un libro o en el journal sobre quadrinhos que edita la ECA.
Varios ponentes durante sus comunicaciones.
ORGULLO Y ENVIDIA
De hecho, si algo nos produjo envidia nada más llegar fue
que nos incorporamos a la primera sesión de comunicaciones y nos regalaron tres
apetecibles libros. Uno consistía en una recopilación en más de trescientas
páginas de los mejores trabajos expuestos en las primeras Jornadas, las de 2011,
titulado Interseccões acadêmicas;
otro era un lujoso volumen de gran formato sobre lo mejor de la producción
historietística de autores brasileños de hoy (curiosamente titulado Clássicos en HQ); y el otro era Os Pioneiros no Estudo de Quadrinhos no
Brasil, un libro que servía para homenajear a Moya, Cirne, Cagnin, De Melo,
Luyten y Vergueiro, los teóricos fundadores de la “academia de la historieta
brasileña”, ya que así podemos hablar al conjunto de afanes divulgadores e
investigadores en ese país. Algo así es muy difícil verlo en España. ¡Y todos
los alumnos matriculados en las jornadas recibían gratuitamente esos libros,
aparte de otros materiales!
La envidia no terminaba ahí. Los organizadores habían
convencido a una de las comiquerías
más conocidas de Sao Paulo, Comix, para montar unas bancas en la segunda planta
de la facultad con el fin vender tebeos y libros sobre tebeos. Aquello era un
hervidero desde las 14 a las 20 horas. Los asistentes compraban y los libreros
reponían sin parar. Era angustioso, porque quisimos comprar libros pero como no
estaban todos expuestos, sino que aparecían en función de la renovación de los
anaqueles, algunos nos los quitaban de las manos. Aún así adquirimos decenas de
libros sobre humor y cómic, dejando allí otras cuantas decenas sin comprar
debido a la imposibilidad de transportarlos a España. Nos hicimos con libros de
los años setenta, como los de la colección Debates
comunicaçao, donde se demostraba que los teóricos brasileños de entonces ya
estaban bastante por encima con respecto a los españoles en lo relativo a
estudios semiológico (me refiero a Álvaro
de Moya que, además, tuvimos el placer de tener un día de las Jornadas con
nosotros). Comprobamos que había abundantes libros sobre cómic usados como
herramienta pedagógica, muy bien estructurados y escritos (por Angela Rama, Lianna Gottlieb, Marta Regina
Paula da Silva, Túlio Vilela, entre otros), que además nos dejaron claro que
en Brasil existe una preocupación institucional por educar mediante la
historieta. También adquirimos varios sobre manga, estudios generales o
locales, entre los que destacan los autores Sonia Luyten, una mujer admirable que lleva décadas educando sobre
el cómic y escribiendo libros, y Amaro
X. Braga. Sobre tiras y cartoon
compramos un estupendo libro de Paulo Ramos, sobre terminología uno de Nobu
Chinen, sobre fanzinismo el de Henrique Magalhães es el mejor, y hasta había uno
de quadrinhos digitales coordinado
por Lucio Luiz.
Dos fotos que muestran el "botín" de libros sobre quadrinhos que pudimos traer de Brasil.
Los autores Vergueiro, Chinen y Ramos forman una piña muy
sólida que lanza libros sin parar en Sao Paulo, editados por la Universidad,
por Devir o por otros sellos, y ellos han coordinado varios títulos que dan fe
de la salud de la historieta brasileña, como Revoluçao do Gibi, Muito além dos Quadrinhos o Gibi. A revista sinónimo de Quadrinhos, por citar tan sólo unos
títulos. Salvando lo presente y sin querer hacer de menos a las obras de los estudiosos
que nos habían invitado a Sao Paulo, lo cierto es la obra de Gonçalo Junior nos
pareció la joya de la corona de todo ese esfuerzo teórico. Él solo, en pocos
años, ha escrito un libro que recorre la historia de la editorial Abril –que
es, a los efectos prácticos, como nuestra Bruguera-, tres libros en los que
repasa publicaciones y géneros afectados por la censura del régimen militar
(entre los años 1964 y 1983), y hasta un grueso manual en el que da repaso a
toda la producción bibliográfica sobre historieta en Brasil: Biblioteca dos Quadrinhos. Ver algo así,
y comprobar la gran calidad de todos los trabajos publicados (no se trata de
divulgaciones ligeras casi nunca, siempre son estudios muy rigurosos y apoyados
por una abundantísma bibliografía y muy bien editados), nos hizo envidiar la
situación de la divulgación y el estudio de la historieta en portugués más que
nunca. Nos hizo sentir muy pequeños frente a ellos.
Arriba, Jiménez Varea durante su clase magistral del viernes. Bajo estas líneas, un momento de la evaluación de seis trabajos de investigación que tuvo lugar esa misma mañana y a la que los teóricos españoles fuimos invitados a participar.
Por esta razón nos produjo cierto arrobo que el viernes,
aparte de las actividades de las Jornadas, el profesor Vergueiro nos invitara a
ambos españoles a dar una clase magistral, cada uno en su especialidad, en una gran
aula llena a rebosar y de la que no se movió un solo estudiante durante dos
horas (alucinábamos). Luego, tras un zumo de frutas naturales, el profesor
Vergueiro nos llevó a una sesión de lecturas de trabajos académicos sobre
historieta en curso, con lo que terminamos por comprender el alto nivel de
preparación (conocimiento de lenguajes, industrias, modelos teóricos, etc.) al
que se hallaban los jóvenes investigadores brasileños, que se prestaban a este
tipo de revisiones periódicamente con el fin de mantener vivo el espíritu
investigador. Desde luego, la facultad amortizó bien a los invitados españoles,
pues nos tuvo conferenciando, participando y también educando. Nos sometimos
encantados a todo, por descontado, porque comprendimos que precisamente el
éxito de la academia brasileña de la historieta se basa en esa filosofía: entrega,
metodología y constancia.
La sensación de embeleso que al menos a mí como teórico
independiente español me acometió fue enorme. No sólo estaba allí comprobando
la calidad educativa, la buena organización y la abundantísima bibliografía que
sobre el medio se producía en Brasil, también me hicieron sentir un pesquisador valorado, no porque yo
tuviera una estatura superior a la de ellos como investigador, simplemente
porque ellos demuestran un sano interés por cualquier cultura de la historieta
y están dispuestos a investigarla. Posiblemente el mayor grado de envidia que
he llegado a tener de los teóricos brasileños se deba precisamente a eso, a que
entre ellos no hay envidia. Vergueiro lleva treinta años investigando y cientos
de trabajos publicados pero era uno más entre todos los participantes. Y todos,
del más joven al más maduro, hombres o mujeres, negros, blancos u orientales, coincidían
en la necesidad de respetar el trabajo ajeno y trabajar con herramientas
comunes. Daba igual los géneros, las tendencias, los métodos o las facultades
de procedencia, todos iban a una, todos querían examinar con interés la
historieta y mejorar el conocimiento sobre la misma.
De estas segundas Segundas Jornadas organizadas por el
Observatório de Histórias em Quadrinhos hemos extraído buenas lecciones, que se
concretan en un lema: estudiemos el medio con las mejores herramientas posibles,
invirtiendo el mayor esfuerzo posible y desligados de cualquier prejuicio
posible, y en el ámbito académico a ser posible. Es el camino.
Muchas gracias por mostrarnos el camino a seguir, pesquisadores brasileños.